Bioenergía y biocombustibles
Estos son los biocombustibles de segunda generación que ya impulsan la movilidad sostenible

Estos son los biocombustibles de segunda generación que ya impulsan la movilidad sostenible

Los grandes medios de transporte desplazan a diario millones de toneladas de mercancías y pasajeros por todo el mundo, convirtiéndose en una de las principales fuentes de emisión de dióxido de carbono y gases de efecto invernadero. Los expertos coinciden en señalar que la  electrificación de los vehículos pesados es complicada debido a que las baterías exigidas por unos motores concebidos para acarrear grandes cargas y recorrer enormes distancias serían desproporcionadas.

Sin embargo, los sectores implicados y las compañías energéticas llevan varios años invirtiendo en investigación, desarrollo e innovación para hacer este tipo de movilidad más sostenible y han encontrado un camino viable que, paulatinamente, se va despejando de la mano de los biocombustibles de segunda generación.

A diferencia de los biocombustibles de primera generación, que se producen a partir de cultivos vegetales que pueden competir con la alimentación —remolacha, cebada o soja, entre otros—, los de segunda se fabrican con residuos orgánicos, como aceites usados de cocina, desechos agrícolas y ganaderos o biomasa forestal. Es decir, ponen en práctica los criterios de la economía circular al aprovechar los excedentes de otras industrias y sectores. Además, al proceder de materia orgánica, los aproxima a las cero emisiones netas, pudiendo reducir las emisiones del transporte pesado hasta en un 90% en todo su ciclo de vida. Todo sin necesidad de modificar los motores ni requerir un cambio drástico en la tecnología para producirlos, ya que la molécula de los biocombustibles es prácticamente idéntica a la de los carburantes de origen fósil.

Si bien en el transporte marítimo y aéreo su penetración aún no está generalizada, su uso en carretera es mucho más habitual. De hecho, en nuestro país los biocombustibles se encuentran desde hace años en los surtidores de las estaciones de servicio mezclados con diésel y gasolina. Para 2026, la obligación de incorporar biocombustibles en el transporte rodado será del 12 % en contenido energético (en 2024 es del 11%). En este sentido, Cepsa es una de las compañías energéticas que está tratando de impulsar su uso desarrollando proyectos para reducir las emisiones del transporte pesado. 

Para conocer más sobre los biocombustibles de segunda generación y cómo Cepsa está contribuyendo para impulsar su uso haz click en la fuente. Si te ha gustado esta publicación dale a compartir.

Fuente: eldiario.es

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