Valorización de digestatos: Retos y oportunidades en la gestión sostenible de residuos de la digestión anaerobia
La digestión anaerobia no solo genera biogás como fuente de energía renovable, sino también digestato, un subproducto cuya gestión y valorización se están convirtiendo en un tema clave para la sostenibilidad industrial y agrícola. ¿Cómo podemos aprovechar al máximo este recurso? Las respuestas se encuentran en las estrategias emergentes que transforman el digestato en productos útiles y sostenibles.
La digestión anaerobia es un proceso biológico por el que un grupo de microorganismos diversos descomponen la materia orgánica en ausencia de oxígeno. Consiste en cuatro fases: hidrólisis, acidogénesis, acetogénesis y metanogénesis, y el resultado final de la degradación orgánica es la producción de biogás.
El digestato: un subproducto con potencial agrícola
Sin embargo, durante el proceso de digestión anaerobia de sustratos orgánicos de diferente origen (fracción sólida urbana, lodos de depuradora, ganadería, etc.) se obtiene como subproducto el digestato, los restos orgánicos parcialmente o no degradados del residuo o sustrato original.
Dicho digestato es una mezcla líquida que contiene minerales (nitrógeno, potasio y fósforo) que presentan interés para su aplicación en la agricultura. En función de su procedencia y del proceso, los digeridos pueden tener una composición altamente variable, con lo cual su gestión debe adecuarse tanto a la escala del proyecto como al entorno donde se ubica la planta de digestión anaerobia.
Uno de los retos más importantes de la digestión anaerobia es la valorización y gestión de los digestatos residuales del proceso, que se producen en grandes volúmenes. Existen diversas estrategias emergentes para el tratamiento de la fracción líquida y/o sólida del digestato.
Acondicionamiento y tratamiento: El acondicionamiento más habitual del digerido consiste en la deshidratación del mismo o de la separación de sus dos fases: la fase líquida y la sólida.
Aplicación directa en campo: En cuanto a la aplicación directa en campo se puede almacenar el digerido en balsas para su aplicación en el momento indicado. Un inconveniente de esta opción es que no reducimos en absoluto el volumen del digerido, por tanto, los costes de transporte si fuera necesario serían más elevados. Además la aplicación en campo está limitada por legislaciones nacionales y que, dependiendo de la concentración de algunos compuestos en el digestato, permiten o no su aplicación directa.
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Fuente: ainia.com