Proyecto ALFA impulsa la producción de biogás en la ganadería europea
La utilización del estiércol de la ganadería para la producción de biogás tiene repercusiones medioambientales y económicas positivas. Por ejemplo, reduce las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) al sustituir a los combustibles fósiles, mitiga la contaminación del aire, el suelo y el agua gracias a una mejor gestión del estiércol y diversifica los ingresos de los ganaderos. En este artículo, exploran las estrategias adoptadas a través del proyecto ALFA para alcanzar este objetivo y destacan los beneficios de liberar el potencial de biogás de los ganaderos. Además, arrojan luz sobre la percepción y aceptación social.
El proyecto ALFA pretende aprovechar el importante papel de la agricultura en el sector del biogás explotando el potencial de producción de biogás procedente específicamente de la ganadería. El objetivo es promover una mayor aceptación de las fuentes de energía renovables y aumentar la cuota de la bioenergía como fuente de energía flexible, todo ello al tiempo que se reducen las emisiones de residuos animales no tratados y se apoya la creación de nuevos puestos de trabajo y la economía local.
Durante la fase inicial del proyecto ALFA, los socios evaluaron los actuales factores sociales, económicos y legales que dificultan el uso de tecnologías de digestión anaeróbica (DA) para la producción de biogás en las explotaciones. Llegaron a la conclusión de que los seis países objetivo del proyecto tienen un gran potencial para utilizar el estiércol del ganado para mejorar su producción de biogás. Sin embargo, aún se enfrentan a barreras específicas.
En Grecia, la biomasa no utilizada y la falta de comercialización del biometano persisten debido a la inadecuación de los incentivos financieros para los proyectos de biogás. En España, los limitados conocimientos técnicos de los agricultores y su escasa concienciación sobre los beneficios del biogás siguen siendo un reto. Eslovaquia se enfrenta a obstáculos logísticos, especialmente en la infraestructura de la red, junto con un apoyo público insuficiente y falta de claridad normativa para las operaciones de biogás. El crecimiento del biogás en Italia se ve frenado por los complejos procedimientos de autorización y la oposición social. A los agricultores belgas les resulta difícil obtener un permiso para instalar una planta de biogás. En Dinamarca, los agricultores necesitan ayuda tanto en aspectos empresariales como técnicos.
Una encuesta realizada a 3.000 ciudadanos de la UE reveló un conocimiento limitado de la producción de biogás a partir del estiércol. Aunque en general los encuestados tienen una percepción positiva de sus beneficios medioambientales y económicos, existen ideas erróneas, como la preocupación por las repercusiones sanitarias y la seguridad de la tecnología de producción. Algunos también creen que la producción de biogás puede empeorar los olores y reducir el valor de las propiedades cercanas.
Para hacer frente a esta multitud de desafíos, ALFA estableció centros regionales en seis países europeos (Bélgica, Dinamarca, Grecia, España, Italia y Eslovaquia) a principios de 2022 y comenzó a colaborar con las partes interesadas locales para establecer redes regionales como mecanismo eficaz para el compromiso y la cooperación con los ecosistemas locales. Estas redes desempeñaron un papel decisivo en la realización de análisis marco del sector del biogás, la identificación de casos de éxito y el diseño conjunto de un enfoque integrador y receptivo a las necesidades locales en todas las actividades de los proyectos de biogás.
Además de las recomendaciones anteriores, ALFA también creó herramientas de apoyo a la toma de decisiones para proporcionar conocimientos prácticos e información con base científica a la ganadería para aprovechar el potencial del biogás y fomentar un entorno fructífero para el intercambio de ideas, la creación de redes y la colaboración. Estos recursos están disponibles a través de la plataforma ALFA Engagement.
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Fuente: retema.es